"O carballo de Luxís" homenajea al Día del Árbol
Por iniciativa de la Comisión Crecente Vega y con el apoyo del Ayuntamiento de Castro de Rei, la editorial Espiral Maior ha publicado recientemente el libro “O mundo nun puño de remol -poesía póstuma-” (“El mundo en un puño de rescoldos -poesía póstuma-”) del poeta Xosé Crecente Vega. Adelantándonos al 21 de marzo, celebramos el Día del Árbol con la versión en castellano de uno de los poemas inéditos recogidos en este libro, “O carballo de Luxís” (El Roble de Luxís).
EL ROBLE DE LUXÍS
Es un roble abuelo, de cientos de años,
abrigo y honor de la casa de Luxís.
Es uno de los más bonitos, más sanos
y más grandes que crecen en el país.
No lo abrazan tres hombres. Unas ramas
largas y gordas como troncos tiene.
¡Bien se le ve que enraizó con ganas
de llegar algún día a ser alguien!
Del sol no puede ni siquiera un hilo
romper aquella hoja tan tupida.
A su sombra no se nota el estío.
Su frescor es un frescor de vida.
Está protegiendo la vieja casa noble,
el pazo de Luxís -que así se llama-.
Allí nació y todavía crece, y cubre
más de un ferrado de tierra con su rama.
A veces habla como quien acaricia,
con sus miles de lenguas embrolladas.
Murmura, seguramente, en voz bajita,
viejos cuentos de jóvenes y viejas.
O quizás por el alma de los viejecillos
que se fueron de la casa, rezará...;
por el alma de los difuntos patroncitos
de los que él jamás se olvidará.
Otras veces parece un gran gigante
por la voz que emite, ronca y potente.
Es como un aristócrata: arrogante.
Es como un héroe mítico: imponente.
Por eso todo el mundo cuando pasa
se para a mirarlo con una reverencia.
Es que gozan al verlo, por cariño;
que le tienen respeto, por conciencia.
Es sabido que, cuando falleció
el último señor del lugar,
hablando del roble, dijo esto:
"Es el viejo amigo de este viejo hogar.
Igual que lo respetaron vuestros padres,
así quiero que también lo respetéis.
Que no se le corte ninguna rama nunca.
Nunca ha sido desmochado: no lo desmochéis".